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  • Foto del escritorElpidio Pezzella

Que tienes

Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Y él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y tornóse una culebra: y Moisés huía de ella.

(Éxodo 4:2-3 NKJV)

Cuando recibió el llamado de Dios, Moisés planteó una serie de objeciones en un intento por liberarse. Primero, destacó su condición de anciano y de hombre solitario. Dios lo anima a no basarse en sus habilidades, sino en el hecho de que estaría con él. Luego quiso información sobre quién lo estaba enviando. A pesar de las respuestas, permaneció inseguro y dudoso. ¿Hasta qué punto podemos dudar de las claras declaraciones divinas? Moisés continúa objetando. Mientras Dios, con paciencia y gracia, cumple su propósito sin descartar al fugitivo. En nuestro pasaje, de hecho, presenta otro, a saber, que la gente no le habría creído ni le habría obedecido (v. 1). Para fortalecer la fe de Moisés y fortalecer su autoestima, Dios le dio tres señales, es decir, tres milagros para realizar, para mostrar que realmente fue enviado por Él. La primera señal fue un doble milagro: arrojar el palo al tierra, esto se convirtió en una serpiente. Luego, tomando a la serpiente por la cola, volvió a su estado de palo. Como segunda señal, Moisés tuvo que meter la mano debajo de la ropa, a la altura del pecho. Cuando la sacó, estaba cubierta de lepra. Poniéndolo de nuevo y sacándolo, la mano era completamente pura. Finalmente, la tercera señal fue convertir el agua del Nilo en sangre.


Cada una de estas maravillas podría inspirar diferentes reflexiones. Dios nunca se revela entre la multitud, sino que va en busca de gente "solitaria", sin condicionamientos ni distracciones. Me gusta tanto que sale al encuentro de los que no tienen a nadie, de los que huyen... que aún no tienen la fuerza para hacer lo que los atormenta. ¿Como yo, como tú, como nosotros? En esta ocasión me gustaría detenerme en la objeción descrita en nuestro texto. Dios no le pide a Moisés que mire a su alrededor o hacia otro lado, sino que enfoque su mirada en sí mismo. Buscamos una solución cuando ya la tenemos. "¿Qué tienes en tus manos?" Un hombre solitario, conduciendo un rebaño, ¿qué puede tener? Un palo, una rama seca, sobre la que apoyarse y con el que tocar la oveja y defenderse de alguna feria. Nada en particular. Simplemente insignificante y sin vida. Pero lo pequeño para ti, Dios lo toma y lo transforma, manifestando todo un potencial hasta ahora ignorado. Ese palo será el amigo de confianza, en el que apoyarse en el momento de debilidad. También será el brazo de Dios en acción, el que puede manifestar un poder sobrenatural.


En el momento en que lo arrojó al suelo y lo vio transformarse en una serpiente, la reacción del pastor fue huir. El encuentro con lo desconocido despierta aprensión y miedo, y cuando somos incapaces de discernir lo que está sucediendo preferimos escapar. En cambio, Dios nos desafía a tomar el asunto en nuestras propias manos. De hecho, en el versículo 4 podemos leer que el Señor le dijo a Moisés: "Extiende tu mano y tómalo por la cola". No puedo imaginar lo que pasó por su mente en ese momento. Me alegro de que no vacilara, pero de manera decidida y convencida obedeció: "Extendió su mano y la tomó, y en su mano se convirtió en un bastón". Ambas acciones provocan un evento. Un palo es un trozo de madera muerta, incapaz de hacer nada por sí mismo, pero en el momento en que se tira al suelo, en obediencia a la palabra divina, cobra vida. Moisés también, como cada uno de nosotros, estaba sin fuerzas, incapaz de hacer nada, un palo seco, pero en las manos de Dios quitaría la vida y el poder. Jesús hizo la misma pregunta a los discípulos que estaban asustados frente a la multitud hambrienta. Y los pocos panes y los pocos pescados fueron suficientes y abundantes. Quiero animarte a que le des el valor adecuado a lo que ya está en tu poder. Probablemente lo que estás buscando ya esté en tu poder y solo tienes que usarlo.



Plan de lectura semanal

de la Biblia n. 45

01 de noviembre Jeremías 24-26; Tito 2

02 de noviembre Jeremías 27-29; Tito 3

03 de noviembre Jeremías 30-31; Filemón

04 de noviembre Jeremías 32-33; Hebreos 1

5 de noviembre Jeremías 34-36; Hebreos 2

06 de noviembre Jeremías 37-39; Hebreos 3

07 de noviembre Jeremías 40-42; Hebreos 4

 

Imagen de Christer Rønning Austad, www.freeimages.com

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